Pascuas, sus ritos y sabores.
Para muchos occidentales, los
feriados de las pascuas se han transformado en una suerte de vacaciones
suplementarias, que en el Hemisferio Sur prolongan el ya escurridizo receso
estival y en la primavera del Norte anticipan el descanso del verano.
Se disfruta de esos días de
descanso, pero la curiosidad nos hace reflexionar sobre el sentido religioso de
esta celebración que marca la vida de Occidente desde tiempos inmemoriales.
Como cuenta la Biblia, tras
cruzar el Mar Rojo conduciendo el éxodo del pueblo judío, Moisés celebro ese
“paso” (pasaj, de donde derivo Pascua) una noche de luna llena que según el
calendario lunar babilónico correspondía al decimocuarto día del mes de Nisán,
primer mes del año. A partir de allí, el 14 de Nisán comenzaron a celebrase las
Pascuas. Pero en verdad, la pascua cristiana que se celebra en la actualidad no
conmemora puntualmente la cena de Moisés y su pueblo sino la resurrección de
Jesucristo, por eso son llamadas Pascuas de Resurrección.
La Semana Santa comienza el
Domingo de Ramos, es decir el domingo anterior a la semana propiamente dicha,
que recuerda el ingreso triunfal de Jesucristo en Jerusalén donde reparte ramos
de olivos. Se prolonga en el lunes y martes santo, cuando Jesús-tras atacar a
los fariseos-se retira a meditar. El jueves santo regresa a Jerusalén y esa
noche celebra las pascuas junto a sus discípulos (la llamada última cena). El
viernes es detenido, flagelado y crucificado; el sábado es conducido a su
sepulcro y el domingo de Resurrección, se produce el milagro señalado.
Durante mucho tiempo, esta fecha
estuvo en conflicto con el calendario oficial-el de Justiniano que se regía por
el Sol-, lo que provocaba que las celebraciones pascuales en muchos países no
coincidieran. Hasta que en 1582 el Papa Gregorio XIII crea un nuevo calendario-
el llamado Gregoriano-con lo que logra unificar algunas fiestas religiosas.
Gracias a esto, las Pascuas de Resurrección comienzan a celebrarse el mismo día
en la parte occidental del mundo cristiano, pero por cierto, no es una fecha
fija, sino que esta celebración siguió sujeta al calendario lunar que le dio
origen, por lo cual se celebra todos los años entre el 22 de marzo y el 25 de
abril.
Esta celebración venía precedida
de 40 días de ayuno: la cuaresma. Este ayuno, al contrario de lo que suele
pensarse, consistía básicamente en no desayunar, tomar un almuerzo liviano, y
luego una cena frugal. Podemos sospechar, y con razón, que este ayuno-común
también en otras religiones- estaba relacionado con una suerte de purificación
del cuerpo antes de la llegada de la primavera (dado que toda esta tradición
proviene del Hemisferio Norte)
Si bien es la mayor fiesta
religiosa de la grey católica, se reconocen en ella algunos rasgos paganos-que
de alguna manera justifican la tendencia actual a tomar estos feriados como
“vacaciones”- esta festividad estuvo
marcada por tradiciones precristianas.
El mundo pagano creo, para las
celebraciones del equinoccio de primavera-que en algunos lugares se mantiene
hasta hoy-, símbolos como el huevo de pascua, pintado de colores brillantes,
que para muchos representa al sol de la primavera naciente. Algunas otras
versiones dicen que el huevo (de gallina), en su redondez, representaba la
Tierra. Además, si bien tiene una apariencia de piedra inanimada lleva en su
interior el germen de la vida. Representaciones muy difundidas, como por
ejemplo la del conejo, se debe a una vieja costumbre introducida por los
alemanes de Pennsylvania.
Otra manifestación de esta
síntesis entre lo pagano y lo religioso es el carnaval, una fiesta popular
“atada” a las Pascuas y que precede a la cuaresma (por eso también las fechas
de carnavales son móviles)
El rasgo más característico de
esta confluencia, es sin duda la tradición de comer platos típicos. Además de
los consabidos huevos, podemos rescatar la panificación. La tradicional rosca
simboliza la vida eterna: la muerte y la resurrección en un círculo continuo.
Cada comunidad ha sabido incorporar, además, nuevas simbologías como son los
panes en forma de pájaro: por ejemplo, la muy popular colomba (paloma) pascual
italiana; también los deliciosos panes trenzados con que se agasajan los
griegos y los panecillos o bizcochos rellenos con ricota o requesón, entre los
que sobresalen los kulich rusos.
En Francia cultivan la rosca, que
los españoles suelen preparar con anís más o menos parecidos a los bollos
especiados ingleses; en Polonia se deleitan con
babka, un budín ondulado que imita a la pollera de las campesinas. En algunos
países, suelen ir decorados con las iniciales CR (Cristo Resurrecto).
Curiosamente, aun hoy muchos
católicos observan la costumbre del ayuno, medida que fue abolida por la Iglesia en tiempos de Pio XII en medio
de una Europa arrasada por la guerra. Fue en esa época cuando surgió el lema
“El mejor ayuno es compartir el pan”
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